miércoles, 18 de febrero de 2009

Entrevista a Conway-Morris en Desde el Exilio.



Cuando los fanáticos darwinistas afirman que los disidentes son dos y medio, en cierto modo tienen razón, son muy pocos los que se atreven a ridiculizar las fantasías de la doctrina, pero eso va cambiando, si leemos la entrevista a Simon Conway-Morris vemos que el paleontólogo británico, protagonista de la hazaña que supuso el estudio de la fauna de Burgess Shale y que Gould relata en "La vida maravillosa", se ríe con descaro de los neodarwinistas. El famoso profesor de Cambridge, el más prestigioso paleontólogo del mundo puede permitírselo, en apariencia sigue siendo ortodoxo, pero sus palabras lo desmienten.

Qué divertido, ver cómo las ideas de muchos neodarwinistas entregados a un estéril reduccionismo demuestran ser sólo ensueños. No es extraño que estén tan obsesionados con el mecanicismo darwiniano y tan poco dispuestos a considerar las implicaciones de hallarse a sí mismos en un universo que, misteriosamente, tiene sentido. Ejem.


Aunque no se reconoce ampliamente, buena parte de los fundamentos necesarios se consiguieron mucho antes de que evolucionasen los propios animales. En el caso de los músculos, por ejemplo, el que la actina y la miosina evolucionaran miles de millones de años antes que el primer animal me sugiere que no debería sorprendernos demasiado que emergiese un motor celular que llamamos músculo.


No se reconoce ampliamente porque los darwinistas esconden la cabeza como el avestruz, lo cierto es que la información genética sustantiva es previa a la evolución, el ejemplo de Conway-Morris de la miosina y la actina para músculos que aparecerán mil millones de años después es claro. La evolución es el ensamblaje de estructuras existentes desde el principio. No hay la menor respuesta para el problema que supone la aparición de estos enormes bloques de información genética para actuar en el lejano futuro.

Lo que sí sabemos es que estructuras biológicas muy complejas pueden ensamblarse con notable facilidad, así que olvide la idea de que la evolución es una suerte de penoso esfuerzo desde lo terriblemente simple hacia lo sorprendentemente complejo: aun en el punto de inicio las cosas son ya notablemente complejas.


No, la evolución no es un avance de lo simple a lo complejo. "El programa vida" es complejo desde el principio hasta hoy, en nada ha aumentado su complejidad, solo en la apariencia y el tamaño, la información estaba ahí siempre dispuesta a desplegarse, como el zigoto no es menos complejo que el adulto que llega a ser.
Esperemos que el profesor Conway-Morris siga durante muchos años contaminando con sus ideas a la élite de la paleontogía.

1 comentario:

Alejandro Martín dijo...

Es importante que también se digan y publiquen estas cosas. Gracias, Pepe.