lunes, 21 de julio de 2008

Burgess Shale, una historia ejemplar.






El próximo año se cumple un siglo del descubrimiento por Charles Doolittle Walcott del yacimiento fosilífero de Burgess Shale en las Montañas Rocosas canadienses, en la frontera oriental de la Columbia Británica. La cantera se encuentra a casi 2400 metros de altura, solo accesible durante el corto verano canadiense. En Agosto de 1909 la expedición de Walcott encontró el mayor tesoro paleontológico de todos los tiempos, una ventana a la Explosión Cámbrica con miles de ejemplares de cuerpo blando extraordinariamente bien conservados.





Durante los siguientes veranos Walcott hasta 1913 y por última vez en 1917, a la edad de sesenta y siete años volvió para seguir recolectando ejemplares, en total unos ochenta mil que trasladó a Washington D.C al Museo de Historia Natural en la Institución Smithsoniana de la que Walcott era Secretario. Había llegado a tan alto cargo sin haber cursado estudios, comenzando como un recolector aficionado de fósiles y posteriormente trabajando para la Inspección Geológica de los Estados Unidos, cuando descubrió el yacimiento era un hombre rico y poderoso de cincuenta y nueve años, amigo de presidentes y más un burócrata y político que un científico a tiempo completo, las escapadas veraniegas a las Montañas Rocosas constituían un descanso en su tarea político administrativa.


Walcott publicó algunos artículos con descripciones que calificó como de preliminares, quizás para ejercer el derecho tradicional a conferir denominaciones taxonómicas formales a sus descubrimentos. En estos artículos Walcott describe erróneamente como artrópodos alguno de los nuevos phyla que serían estudiados detenidamente muchas décadas después, pero el grueso de los maravillosos fósiles permanecieron en cajas, aunque poco a poco se extendía el rumor sobre el fabuloso tesoro de la Smithsoniana, estas cajas seguían cerradas, con algunas furtivas miradas que concluían probablemente con alguna invocación a San Darwin.


Walcott era un darwinista estricto de los que repetían aquello de: Natura non facit saltum, y la explosión Cambrica visible en aquellos fósiles era un triple mortal sin red: Innumerables diseños sin antecedentes aparecían en todo su esplendor.
Creo que simplemente no pudo y no quiso ver lo que tenía delante de sus ojos, lo que es más difícil de explicar es la actitud de sus sucesores, si por ellos hubiera sido los fósiles seguirían en sus cajas, pero sucedió que los canadienses a finales de los sesenta comenzaron a rumiar sobre el expolio del fabuloso tesoro que había cambiado de escondite, desde las montañas canadienses hasta los sótanos de Washington y la Inspección Geologica Canadiense emprendió el reestudio de los restos que había dejado Walcott y otros pequeños yacimientos de las cercanías.


El patriotismo canadiense se alió con la ciencia contra el oscurantismo darwinista y al final, como no podía ser de otro modo ganó la batalla.
Durante los setenta y ochenta se fueron describiendo en revistas especializadas los nuevos phyla. Phyla plural de phylum se refiere a la categoría taxonomica superior, los diseños más básicos, de los que muchos solo aparecen en Burgess Shale. El británico Whitttinton y sus discípulos publicaron principalmente en Philosofical Transactions of the royal Society, la revista científica más antigua del mundo, una lectura que no es normal en los trenes de cercanías, pero vagas noticias trascendían a los periódicos y al público que se interesa por estos temas. Habían pasado setenta y muchos años del fabuloso descubrimiento, si hubiese favorecido al darwinismo, las noticias hubiesen sido instantáneas.

Cuando Stephen Jay Gould publica su libro sobre Burgess Shale, un bestseller escrito para minimizar los daños con múltiples excusas, medias verdades y mentiras completas, ya se había descubierto Chengjiang que es anterior, en el Cámbrico inferior del sur de China, donde aparecen la fauna de Burgess Shale y vertebrados. La nueva datación del Cámbrico y estos nuevos descubrimientos han hecho la explosión más rápida de lo que nadie podía suponer, pero estos daños ya los dan por amortizados los darwinistas, ahora lo que tratan de ocultar a toda costa es el incontrovertible hecho de que la información genética sustantiva es previa a la evolución, que esta es solo el despliegue de un complejísimo software previo caído del cielo, la información está en revistas especializadas, pero pronto será un elefante en salón (o en la cocina).

5 comentarios:

Fisher dijo...

Querido Pepe: tiene usted madera de genio... ¡A buen entendedor...! Toda la humanidad ha defendido siempre argumentos a favor de una teoría que le interesaba mantener, y despreciado o guardado en cajones, como los fósiles canadienses, las argumentaciones adversas... Le animo a seguir escribiendo... Eso hacen también los politicos... Fisher

Pepe dijo...

Cumplo con mi deber
Saludos.

Anónimo dijo...

Este artículo es lamentable. Una de las cosas que terminaron por enseñarnos las faunas tipo Burgess Shale es que justamente los phyla actuales tienen un origen más remoto que el Cámbrico, y que la supuesta "explosión" es tal vez una construcción humana. Muchos de los animales que Walcott asignó a phyla conocidos y luego fueron asignados a phyla "nuevos" son simplemente formas primitivas emparentadas a los phyla a los que estamos acostumbrados. La preservación excepcional en Burgess Shale, Chengjiang o Sirius Passet, por ejemplo, nos ofrece exquisitas ventanas al pasado que seguramente nos darán valiosas herramientas para terminar de conformar el "árbol de la vida" de los metazoos.

Anónimo dijo...

Por último, Walcott sí cursó estudios, de Geología. Y nunca fue rico. Además, fue "burócrata" muy a su pesar (imaginene un "burócrata" de 77 años, cansado y golpeado por tragedias familiares ...y todavía en el campo).

Pepe dijo...

Por supuesto es lamentable que los maravillosos fósiles permanecieran encerrados en cajas cincuenta años porque perjudicaban al darwinismo y más lamentable que alguien diga la verdad.
Walcott nunca obtuvo un título académico, aunque sí muchos honoris causa.
Fué amigo de presidentes y alternó con alta sociedad de Whashington
El arbol de la vida ,como afirma Gould, se invirtió con la explosión cámbrica y se convirtió en un abeto de Navidad con la base mayor que la copa. Lo que no era de esperar.