jueves, 2 de abril de 2009

El Universo inteligente, Fred Hoyle.



Este es el Prefacio, con algún pequeño corte, del libro de Fred Hoyle, El universo inteligente. Aunque no suscribiría todo lo que afirma Hoyle, estoy de acuerdo en lo sustancial: la visión materialista estrecha y en el fondo nihilista que ofrece el darwinismo es un enorme peligro para el futuro de la humanidad. Hoy hay muchas más evidencias que cuando esto se escribió para desmentir las fantasías darwinistas, por eso sus ideólogos están enfurecidos y se revuelven con más furor contra todo el que disiente, pero espero que más pronto que tarde, la razón se impondrá.


Todo el mundo se ha preguntado en algún momento si existe un objetivo real en la vida. Evidentemente, todos tenemos objetivos inmediatos: lograr el éxito en nuestras carreras, educar a nuestros hijos y en muchas zonas del planeta, simplemente en subsistir. Pero ¿hay objetivos a largo plazo? ¿Por qué razón vivimos en definitiva nuestras vidas?
La biología, tal como se enseña en la actualidad, responde diciendo que para producir la siguiente generación. Pero muchos de nosotros seguimos preguntándonos si es así en realidad. Sí el objetivo de toda generación se limita a producir la siguiente, ¿tiene algún sentido, el resultado global que se alcance en un futuro más o menos lejano? No, responde otra vez la biología; no hay nada sino la continuidad, ningún objetivo salvo la prosecución de la existencia, ahora o en el futuro.

Entonces ¿para qué sirve esa característica única de nuestra especie, el código moral vigente en todas las sociedades humanas? Sirve para asegurar la continuidad de nuestra existencia, responde el biólogo. Puesto que los seres humanos alcanzan mejores resultados al trabajar conjuntamente en grupos, la preocupación por el bienestar de los demás, aparte del nuestro, favorece la supervivencia de la comunidad.
En principio demos por cierta esa proposición. Está claro que carecemos de muchas de las propiedades que favorecerían nuestra supervivencia: por ejemplo, el hombre no tiene la ventaja de huir del peligro corriendo como una liebre o elevándose al cielo como un pájaro. Esto evidencia una lógica no lineal; así como el deseo no genera automáticamente lo deseado, tampoco lo que constituye una ventaja se impone de de forma necesaria, ni en biología ni en cualquier otro campo.

El sentido del hombre es muy frágil, y requiere el reforzamiento de un entramado de leyes, pues por si misma la virtud no resulta especialmente ventajosa para la supervivencia. En nuestra vida cotidiana se saca, en muchos casos mayor provecho de la mentira que de la verdad, y demasiado a menudo la violencia y la agresión siguen siendo provechosas para la supervivencia de las naciones. En cambio, sería fácil elaborar una bien tramada argumentación para demostrar que el sentido moral persiste en el hombre, a pesar de todas las tentaciones que se le presentan constantemente en sentido contrario.

El punto de vista moderno según el cual la supervivencia lo es todo, deriva de la teoría de Darwin sobre la evolución biológica a través de la selección natural. Por muy desagradable que pueda parecer, ese es un capítulo abierto a todo tipo de oportunismos. Siempre que pueda presentarse como verosímil que incluso la mentira y el asesinato pueden contribuir a la supervivencia -la nuestra como individuos o la de la comunidad en que nos ha tocado vivir- ,entonces la lógica ortodoxa nos obliga a aceptar esas prácticas, solo porque no hay más moralidad que la de la supervivencia.
Si tuviese que defender la ciencia ortodoxa de esta desagradable acusación, insistiría en que no se trata tanto de que la biología influya en el estado de la sociedad, sino más bien que dicho estado controla el pensamiento de los biólogos. Empezaría demostrando que las ideas que informan la teoría de Darwin ya habían aparecido hacia 1830,casi un un tercio de siglo antes de la publicación de El origen de las especies. Sin embargo, aunque las ideas ya estaban ahí, el estado de la sociedad todavía no se hallaba a punto para asimilarlas. Se requería un cambio importante antes de que pudieran penetrar esas ideas.

Resulta fácil determinar en qué consistía el cambio. Hacia la década de 1860 florecía el mundo industrial. Las compañías competían ferozmente en la manufactura de productos análogos, las naciones competían por el Lebensraum. Esto último no era especialmente nuevo, pero sí lo era el comercio agresivo, con su secuela de desgracias a gran escala. De la experiencia práctica en el mundo del comercio no quedaba más que un pequeño paso para introducir el concepto de mejora de la especie mediante la selección natural, es decir, la teoría darwinista.
Exceptuando unos pocos científicos, nadie advirtió ese paso crucial en la analogía entre la selección comercial y la natural. La selección comercial sólo se da porque detrás tiene inteligencias humanas en un esfuerzo continuo por mejorar la gama y la calidad de sus productos; así pues, la selección comercial está muy lejos de carecer de objetivo, como se considera es el caso de la selección natural en biología.
En realidad la selección natural actúa como un cedazo. Puede distinguir entre las especies, pero no decidir a cuál de ellas le corresponderá ser separada en primer lugar. El control sobre lo que se presenta en el cedazo debe entrar en la biología terrestre procedente de su exterior (no solo del mundo viviente sino mucho más allá de los confines de nuestro planeta).

En la actualidad existe una montaña de pruebas o evidencias en que basar ese punto de vista. Exploraremos algunas en los primeros capítulos. En cuanto se admite que la biología terrestre ha sido empujada a través de la evolución por una fuerza exterior a la propia Tierra, entonces queda amenazada la visión ortodoxa: la ausencia de un objetivo. Pues así como como el comercio orientado por la inteligencia humana tiene un objetivo, lo mismo ocurre con la influencia orientadora de la biología.
Eso es justamente lo que los científicos ortodoxos se niegan a admitir. Como de ello pueden resultar connotaciones religiosas- a falta de de una palabra mejor-, y como los científicos ortodoxos se muestran más preocupados por evitar el retorno a los excesos religiosos del pasado que por mirar cara a cara la verdad, la visión nihilista descrita anteriormente ha dominado el pensamiento científico durante un siglo.
La presente obra es la protesta más decidida contra dicha visión de las que he formulado. Sinceramente, me obsesiona la idea de que las concepciones nihilistas -que la opinión cualificada prefirió adoptar tras la publicación de El origen de las especies -comprometieron a la humanidad en una vía de autodestrucción automática. Se puso una bomba de relojería. No está muy claro que esta situación pueda remediarse aún, que la bomba de relojería pueda detenerse de alguna manera.
Son muchas las personas que hoy advierten graves desajuste en la sociedad, pero por desgracia disipan sus energías protestando contra un asunto inconsecuente tras otro. Lo adecuado es protestar, como propongo hacerlo aquí de modo parecido a la precisión matemática, en torno a la naturaleza y el origen cósmico del hombre.

13 comentarios:

opusprima dijo...

Saludos Pepe.

Me ha resultado muy interesante tu estudio y análisis a cerca de la teoría de la evolución y el darwinismo. Descubrí tu blog hace unos días y no puedo dejar de leerlo. He leído todas tus entradas. Sin tu permiso pondré una entrada de tu blog en el mío, si te molesta dímelo. Muchas gracias.

Pepe dijo...

Hola, por supuesto que no me molesta que enlaces esto en tu blog, que ya conocía por Irich.
Gracias a ti.

emilia dijo...

Yo creo que en las obras de Darwin está muy claro que la ética humana es un producto de la evolución, porque los grupos o clanes de homínidos en donde no hubiese una base ética (de solidaridad y respeto) estaban llamados a la extinción.

Sin respeto y cooperación entre los miembros del clan, el mantenimiento del grupo o tribu sería imposible.

Además, la colaboración entre los miembros del grupo era necesaria para la caza y la defensa (frente a los depredadores y frente a los otros clanes o grupos de homínidos).

Creo que por eso la ética humana se ha desarrollado de una forma un tanto perversa (y éste es el origen de las actuales guerras), porque es sobre todo una ética proyectada hacia los miembros del grupo.

Esto explica, en nuestro tiempo, la terrible paradoja de que matar a un compatriota sea un delito de homicidio (o asesinato), pero en cambio matar a un enemigo en una guerra sea un acto loable y patriótico.

Darwin situaba en la evolución el origen de la ética o moral de los humanos, pero al mismo tiempo decía que nuestra inteligencia, producto también de la evolución, podía y debería redirigir el sentido ético en una dirección recta y universalista.

O sea, una ética de la solidaridad y el respeto que sea omnicomprensiva hacia toda la humanidad (y no sólo hacia los miembros del clan o tribu).

Saludos.

(Emilia Alarcón)

Rafael del Moral dijo...

Esta vez te has llenado de gloria porque lo he entendido todo... está tan clarito...
Ahora estoy interesado por la lectura de ese libro... y con todo lo que tengo que hacer...
Rafa

zUmO dE pOeSíA (emilia, aitor y cía.) dijo...

Siguiendo con la argumentación, he leído algún tratado donde se pone el ejemplo de los cocodrilos y su conducta consistente en llevar los huevos en la boca para depositarlos en tierra firme. Es claro que debe ser una tentación muy fuerte la de comerse los huevos. Y sin embargo, los cocodrilos no lo hacen.

Los biólogos consideran que probablemente algunos cocodrilos mostraron ese comportamiento (comerse los huevos que ellos mismos pusieron). Puede incluso que, de vez en cuando, haya cocodrilos que lo hagan.

Pues bien: los cocodrilos que se comen los huevos no se reproducen. Obviamente en ellos se acaba la línea genealógica.

Por tanto, estos cocodrilos no transmiten a su descendencia esa tendencia a comerse los huevos... porque sencillamente no tienen descendencia.

Mutatis mutandis, en el caso de los homínidos sucedió que aquellos grupos en que no había un mínimo de respeto, solidaridad, "ética"... se extinguieron (se autoaniquilaron) por sus propias peleas intestinas. Por tanto, no sobrevivieron.

Sobrevivieron sólo los grupos en que había un cierto sentido del respeto intraespecífico. Éste es el origen remoto de nuestra ética o, si se quiere, nuestra empatía.

Espero haberme explicado bien, porque la idea es muy fácil y simple, pero no sé si yo habré sabido expresarla con claridad.

Saludos.

Anónimo dijo...

O sea, que sobrevivieron los que no se extinguieron. La misma tautología de siempre.

Por lo demás, el problema del darwinismo es que se trata de la última intentona decimonónica de encontrar una explicación holística del tipo "vale-para-todo-lava-más-blanco" tal que el marxismo trató, con los resultados conocidos, durante un número de décadas semejantes.

El darwinismo tiene su profeta (como Marx lo fue): se constituye en secta, con sus dogmas, sus herejes y sus sumos sacerdotes, sus desviacionistas, su comité central en forma de academicismo esclerótico (y "agiornado", claro) y...sus propagandistas, hoy publicistas tipo Dawkins. Como espantajo, los inquisidores "clase" Dennell que nos amenazan con las penas del infierno civil e incluso con la persecución por la via penal.

Lástima que toda la construcción darwinista para explicar la evolución humana se estrelle contra la realidad de localizaciones que podemos llamar "ciudades" en las que no hay ni rastro de agricultura. Ni pugna alguna por el espacio -había de sobra. Se seguía practicando la recolección y hasta la caza en algunos casos; el hombre se unía por razones que no eran puramente materiales, al menos en el sentido inmediato.

Pasaré por encima de las burdas mistificaciones acerca de la licitud de aniquilar al enemigo mientras se condena la muerte del conciudadano. No merece la pena, es de 4º de ESO.

Por otro lado, Darwin podía aconsejar lo que tuviera a bien, pero no se entiende el que acarreara la doctrina de Spencer y, a la vez, el universalismo y la solidaridad cósmica (salvo que pretendamos alguna bobada tipo "Alianza de Civilizaciones"; ¿alianza contra quién? ¡ah, sí, contra los alienígenas de Dawkins, supongo...)

zUmO dE pOeSíA (emilia, aitor y cía.) dijo...

Sinceramente, Anónimo, no consigo entender bien lo que dices. Creo que te embarullas en citas y nombres propios para decir algo que finalmente no se entiende.

Aludes a la supuesta tautología de que sobrevivieron los que no se extinguieron. Pero yo creo que eso no es una tautología, sino una obviedad. La verdadera cuestión es ¿por qué sobrevivieron unos y por qué se extinguieron otros?

Y la respuesta parece clara: sobrevivieron los que mejor adaptados estaban para prosperar dentro de la encarnizada lucha entre las especies (e incluso entre individuos de cada especie) por la superviviencia.

Porque la vida tiene una propensión absoluta e ilimitada a incrementarse y reproducirse. Pero en cambio los recursos nutritivos son limitados. Por eso la vida lleva, como algo inherente, la lucha y competencia entre todos los seres vivos.

Así funciona la vida. A mí no me gusta, pero es así.

El mecanismo selectivo y evolutivo es, por tanto, muy simple y me cuesta trabajo entender que no lo entiendas. ¿O es que no lo quieres entender? (valgan las redundancias).

Saludos.

karlos dijo...

Tal vez pueda entenderse que haya quienes crean en el Diseño como alternativa a la selección natural y la evolución, pero lo que no entiendo es que lo califiquen de "Diseño Inteligente", cuando lo más correcto sería hablar de "Diseño Chapucero". Piensen en las muelas del juicio o el apéndice. Dsde luego, puestos a diseñar se podría haber hecho bastante mejor.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

Lo malo del finalismo es que es como la hipótesis, en una investigación criminal, de que el culpable es Fulano, una hipótesis que puede dar sentido a muchos de los datos disponibles, pero que hay que tirar a la basura cuando descubrimos que Fulano murió dos semanas antes de que se cometiera el crimen.
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En este caso, el finalismo es una concepción filosófica chanchipiruli para ayudarnos a contemplar con arrobo místico las florecillas del campo y sus gentiles mitocondrias... pero choca contra el HECHO de que los (jodíos) ÁTOMOS de los que están formados las flores, las mitocondrias, y la madre que las parió, SÓLO RESPONDEN A LOS 'TIRONES' ELECTROMAGNÉTICOS Y GRAVITATORIOS de los otros átomos que tienen a su alrededor, de acuerdo con las (completamente A-finalísticas) leyes de Newton y de Coulomb. Y, para rematar la faena, en el fondo los movimientos están sometidos al principio de incertidumbre de Heisenberg, haciendo IMPOSIBLE que el orden EN PARTICULAR que vayan a adoptar después de sus choques y enganches pueda ser una consecuencia matemática inevitable de la configuración inicial de las posiciones de dichos átomos (más que nada, porque según ese principio, la idea de 'posición inicial' es absurda en sí misma).
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Hay que se consciente de que el materialismo no es una CONSECUENCIA que se extraiga del darwinismo; al contrario, el darwinismo es la ÚNICA TEORÍA CONOCIDA (que no la única posible) para explicar cómo surge la APARIENCIA de finalidad en un mundo de (jodíos) átomos que no se dignan moverse MÁS QUE POR CAUSAS PURAMENTE MECÁNICAS. O sea, el darwinismo es la única teoría que nos queda A LOS QUE ACEPTAMOS EL MATERIALISMO A CAUSA DE LA FÍSICA (no de la biología), para explicar las peculiaridades de los seres vivos.

Anónimo dijo...

“Son muchas las personas que hoy advierten graves desajuste en la sociedad”

No será porque las personas hoy tenemos más tiempo de pensar, analizar... que antes... Las personas - más que antes - disponen de más tiempo y formación.
Por ello, me pregunto: ¿Sólo hoy se advierten graves desajustes sociales? ¿Antes no existían tales desajustes? ¿Antes estaba todo muy equilibrado y ajustado? ¿No existían ni ricos ni pobres, ni policías ni ladrones, ni guerras ni injusticias?
Estoy en general bastante de acuerdo con Emilia…
Saludos Mari

Curioso dijo...

Señor Zamora Bonilla: Entre ser partidario de la explicación materialista de la vida y reducir esta (la vida) al mecanicismo físico de la atracción electromagnética y gravitacional de los átomos, hay un abismo dificilmente salvable. Excluir la divinidad de la explicación de los fenómenos naturales, o culturales, es una cosa (que comparto) y otra es reducir la vida toda a la simple atracción que los átomos experimientan entre sí, porque eso no explica nada acerca de las "peculiaridades de los seres vivos".
Tampoco entiendo la razón por la que sostener que la materia es lo único real (concepto de materialismo de la RAE) obliga a aceptar, como única explicación posible de la evolución de la vida y de las especies la teoria de la selección natural. La posibilidad de que existan otras explicaciones "materialistas" para la evolución, distintas a la de la selección natural, no puede ser racionalmente descartada, y citaré solo un dato que, a mi parecer, lo avala: desde el momento en que la física admite la existencia de algo a lo que se se llama "materia oscura", de la que apenas se sabe otra cosa que es de lo que se compone la mayor parte del universo, las explicaciones "materialistas", de la realidad y de la vida, que se puedan deducir de lo que se vaya descubriendo de esa parte desconocida de la materia no pueden constreñirse a una "única" versión ya conocida ahora. Y resulta poco probable, además, que la explicación buena sea alguna de las que ahora se dan. Es decir, que el materialismo no conduce necesariamente al darwinismo, ni reduce la realidad de la vida a la simple atracción de los átomos, aunque solo sea porque hay una parte de la materia que aún no conocemos, y esto solo ya es apabullante.

Por último, aunque quizás debiera haberlo puesto al principio, el ejemplo que pone de la investigación criminal encaminada a demostrar la culpabilidad de Fulano es desafortunado por dos razones: 1ª Porque la verdadera finalidad que debe perseguir una investigación criminal es descubrir al responsable del delito. Lo adecuado en una investigación criminal es buscar al autor del delito, mientras que el ejemplo que usted pone se da por responsable a Fulano antes de investigar, para luego buscar la demostración de esa hipótesis aprioristica, un apriorismo que carece de legalidad y que enturbiaria la validez de los resultados de tal investigación. Mal ejemplo de investigación criminal. 2ª Porque el ejemplo, como he dicho, no lo es de finalismo, sino más bien de apriorismo, un apriorismo consistente en considerar culpable de antemano a Fulano y luego tratar de demostrar que tal hipótesis es cierta. Finalista sería, por el contrario, una investigación que, basada en hechos (el crimen) y no en hipotesis de culpabilidad, persiga descubrir al autor de tales hechos. Mal ejemplo de conducta finalista.

Con todos mis respetos, un saludo.

Unknown dijo...

-"Al mundo le falta un tornillo, que venga un mecánico!"

Disculpen muchacho, ¿pero hay alguno, que realmente pueda explicarse o sentir, o simple y catastróficamente aceptar que la naturaleza, la realidad, la vida, "funciona", "camina" como un superrecontra engranaje desde lo micro a lo macro y viceversa, y a la recíproca ,y a lo que le haga falta, hacia un "destino", final en común?:
digo,
Igual que las maquinita de cortar fiambre, donde, es verda, la suerte del artefacto es superflua, la del androide que las maneja anecdóctica, pero la finalidad es sagrada pá, como que la vida dramàtica de estos seres(por inventarle algun nombre pobres) es justificada si hoy me morfo un sanguche e'mortadela?

Es un universo muy util.

y así todos, secretamente, por nosotros, por nuestra biología caminamos derechitos, no vaya a ser que se nos piante el sentido último y nos pierdamos la verda que nada menos que la oportunidad de ser felíz.

que lo parió, ante de saber esto, prefiero ir a hablar con mi perro que el si sabe lo que debe para ser felíz. Nada.
y nada, será que tanta ilumunación me cayó medio de nalga che.

Un juerte abraso Muchacho

Facundo, el yogui de varela.


¡¡Aguante the inteligent Universe!!

Anónimo dijo...

Hola,existen teorias alternativas que refutan desde la ciencia al darwinismo,fundamentadas con hechos y en base a los descubrimientos cientificos y geneticos mas recientes;es muy interesante la página del biologo Maximo Sandín, en el que explica que la evolucion no ocurre por azar ni seleccion natural,sino por stress genomico,ante bruscos cambios ambientales,y en la transformacion de especies tienen un papel fundamental las secuencias de virus y bacterias al actuar como algo parecido a "algoritmos geneticos",el que este interesado puede leer su pagina y muchos se sorprenderan de lo que postula.saludos