lunes, 26 de octubre de 2009

Ciento volando


El darwinismo es un ejercicio constante de imaginación que pretende pasar por ciencia. Le llaman hipótesis a las más desbordadas fantasías. Estos párrafos del predicador Dawkins, creo que nos muestran claramente como cualquier chifladura es una hipótesis plausible con solo imaginarla.

He aquí una hipótesis acerca de los orígenes del vuelo de las aves.
El antepasado hipotético, que podemos imaginar como un dinosaurio pequeño y ágil, corre rápidamente tras los insectos, saltando en el aire con sus potentes patas traseras y mordisqueando las presas. Los insectos habían desarrollado la capacidad de vuelo mucho antes. Un insecto volador es capaz de emprender una acción evasiva, y el depredador saltarín podría sacar partido de la capacidad de corregir su trayectoria en pleno salto. Los gatos pueden hacer esto hasta cierto punto. Parece difícil porque al estar en el aire, no hay nada sólido contra lo que empujar. El truco consiste en modificar el centro de gravedad, y esto puede hacerse desplazando partes de uno mismo en relación a otras partes. Se puede mover la cabeza o la cola, pero las partes desplazables más obvias son los brazos. Ahora bien, una vez los brazos se desplazan con este fin, se harán más efectivos si desarrollan superficies para captar el aire. También se ha sugerido que las plumas alargadas de los brazos se desarrollaron como una especie de red para capturar insectos. Esto no es tan forzado como parece, pues algunos murciélagos utilizan sus alas de esa manera.
Si se la compara con la teoría del planeo de árbol en árbol, la teoría de la carrera, el salto y la corrección de la trayectoria en el aire invierte el orden de las cosas. En la teoría del planeo la función de las protoalas era proporcionar fuerza ascensional. La belleza de esta teoría reside en el hecho de que los mismos circuitos nerviosos que habrían servido para controlar el centro de gravedad que el antepasado saltador habrían servido también, sin apenas cambios, para controlar las superficies de vuelo en una etapa posterior. Quizá las aves empezaron a volar a partir de saltos desde el suelo, a diferencia de los murciélagos, que habrían comenzado planeando de árbol en árbol. Pero tampoco puede descartarse que las aves empezaran también planeando de árbol a árbol.
El debate sigue.

Escalando el monte improbable. Richard Dawkins.

Dawkins pretende demostrarnos que un gato puede adquirir alas, con el tiempo, saltando y sobreviviendo.
Para mi estos textos son un test. Quien no suelte una carcajada o al menos esboce una sonrisa leyendo esto, es un fanático o un fantasioso, o ambas cosas como es más frecuente. El debate sigue.

martes, 20 de octubre de 2009

Para ser darwinista, hay que creer en infinitos milagros



El darwinismo afirma que los murciélagos evolucionaron de un pequeño mamífero parecido a un ratón que tenía cuatro patitas, cuando por azar se produjo un error en la copia del genoma, las patas delanteras de alguno de ellos se trasformaron en una extremidad prealar, una mezcla de pata y ala. Ese cambio genético se extendió por una población (esta extensión de esa característica a toda una población es un milagro estadístico de los muchos que exige la doctrina pero no lo tendremos en cuenta, porque tendremos otros innumerables milagros).

Los "ratoncitos" de los que divergieron estos premurciélagos con sus muñones prealados seguían siendo aptos y adaptados y los premurciélagos también naturalmente.
Posteriormente a estos premurciélagos divergentes, a uno de ellos solo, por casualidad se le produjo otra mutación en la que el muñón prealado comenzó a parecerse más a un ala que a una pata y esta mutación se fue extendiendo por una población de esa especie premurciélaga que muy probablemente tuvo que adoptar la posición bípeda después de una serie de estas milagrosas mutaciones que afectaban a los miembros anteriores, cuando ya el miembro era más ala que pata pero aún no permitía volar. ¿Cuántas de estas mutaciones azarosas y milagrosas, todas en la misma dirección, afectando a los miembros anteriores del "ratoncito" serían necesarias para que este pudiese volar? ¿Diez docenas? ¿Cuántos cambios en la musculatura y en el resto del organismo son necesarios para adaptar a un animal al vuelo? Naturalmente el premurciélago era apto y adaptado en todas sus formas intermedias, sin pata-pata ni ala-ala sino con una pata-ala que probablemente en un tiempo no le servía para andar ni para volar pero no por por eso le iba a hacer menos apto ni adaptado.

Lo malo de los cuentos darwinistas es que no entran en detalles, cuando precisamente estos detalles siempre son lo más divertido. Pero su religión no les permite hacer cuentas, les ordena repetir los mantras aceptados y esconder la cabeza como el avestruz.


Hasta hace muy poco no eran conscientes de que tenían un público expectante y divertido que espera sus ocurrencias y nos contaban cosas como estas. Ahora se tientan la ropa antes de hablar si no es dentro de la secta y en general permanecen callados, pero eso sí, siguen creyendo en los infinitos milagros aunque no se atrevan a exponerlos con claridad.

Como le decía la Reina Roja a Alicia, es posible creer tres cosas imposibles antes de desayunar, solo es cuestión de acostumbrarse, y los darwinistas están acostumbrados ¡Vaya si están acostumbrados!

sábado, 17 de octubre de 2009

Absurda censura



Donald Williamson, con el patrocinio de Lynn Margulis intentaba publicar en PNAS (Proceedings of the Nacional Academy of Sciences of the Unites States of America) un artículo titulado: Las orugas han evolucionado de onicóforos por hibridogénesis.
Se habían cumplido todos los protocolos, el artículo había sido revisado y publicado en on line, sin embargo, el fanatismo darwinista no ha podido soportar el cuestionamiento del dogma, y se ha censurado su publicación impresa.

Williamson propone como hipótesis que las mariposas son el resultado del cruzamiento de dos especies distintas una con la forma de sus larvas (orugas) y otra con su forma adulta. La metamorfosis de las mariposas sería el resultado del cruce de estas dos especies tan diversas y no la evolución a partir de una única especie antecesora, como proclama el neodarwinismo.
Williamson propone para validar o falsar su hipótesis, el estudio del genoma de los lepidoptera. Si su teoría es válida aparecerán dos juegos detectables y diferenciados de genes, uno formado por genes de los gusanos onicóforos, que sería responsable de la morfología y la fisiología larval, y otro como el de los insectos, que se expresa secuencialmente y codifica las proteínas de la fase adulta. Por el contrario los insectos que no pasan por fase de oruga carecerían de ese primer juego de genes.

Romper todas las reglas para evitar la publicación ha sido en mi opinión un grave error, la táctica darwinista ha sido hasta ahora dejar pasar estas cuestiones, simplemente ignorarlas, por supuesto censura previa, pero si por cualquier causa esta es burlada, con no hacerle caso bastaba. La cantidad de información es tan enorme que normalmente estas cosas pasan desapercibidas.

Pero enfrentarse con Margulis es una enorme metedura de pata, ella es la representación viva del avance de la ciencia contra al dogmatismo al que vence a pesar de los grandes obstáculos que tiene que sortear. Todos estos darwinistas la odian, no tienen más remedio que reconocer que la teoría endosimbiotica es genial, pero no soportan que se ría del neodarwinismo. Si estuviesen seguros que la hipótesis es absurda, no tendrían más que esperar la fácil falsación propuesta en el artículo y Margulis perdería parte de su prestigio, pero creo que tienen miedo, mucho miedo y eso les ha llevado a este gran error.
Se están comportando como los que se negaban a mirar por el telescopio de Galileo porque era imposible que Júpiter tuviese satélites.

Finalmente se impuso la razón y se publicó, pero ha quedado claro el afán censor de los fanáticos darwinistas. Lo siento Margulis, decía este. 7-12-09

martes, 6 de octubre de 2009

Un compromiso absoluto con el materialismo




Nos ponemos del lado de la ciencia a pesar de lo patentemente absurdo de algunos de sus conceptos, a pesar de su fracaso en cumplir muchas de sus extravagantes promesas de vida y salud, a pesar de la tolerancia de la comunidad científica a historias ad-hoc sin fundamento, porque tenemos un compromiso anterior, un compromiso con el materialismo. No es que los métodos y las instituciones de la ciencia nos obliguen a aceptar una explicación materialista del mundo fenomenológico, sino, por el contrario, que nosotros estamos forzados por nuestra adherencia a priori a las causas materiales para crear un aparato de investigación y una serie de conceptos que producen explicaciones materialistas sin importar qué tanto vayan en contra de la intuición, sin importar qué tan místicas sean para el que no ha sido iniciado. Más allá de eso, el materialismo es un absoluto, pues no podemos dejar que un Pie Divino cruce la puerta.


El famoso biólogo Richard Lewontin nos aclara en este párrafo de Billions and Billions of Demon la verdadera intención y métodos de los materialistas-darwinistas, que anteponen radicalmente su filosofía materialista a cualquier principio científico. Está claro por el contexto que lo que defiende con uñas y dientes no es la ciencia como pretende, es la filosofía materialista que quiere hacer pasar por tal. El materialismo es un absoluto para ellos y lucharán con uñas y dientes para mantenerlo, todo está permitido, incluso la mentira. Pero el materialismo no solo no es obligatorio, es que está condenado al fracaso ante el avance del conocimiento que nos muestra una inteligencia en el Universo, pues con ese avance vemos que la vida es siempre más compleja no solo de lo que imaginan los materialistas sino de lo que puedan imaginar jamás, e incompatible con las fantasías azarosas.

viernes, 2 de octubre de 2009

Cuando la ciencia avanza el darwinismo retrocede





En enero de 2002 un equipo de investigadores presentó en Nature los resultados de la primera búsqueda sistemática de maquinas multiproteicas. Este equipo dirigido por Giulio Superti-Furga, analizó de un golpe unos 1400 genes (una tercera parte del genoma) de la levadura Saccharomyces cerevisiae.
El resultado fue una de las mayores sorpresas científicas de los últimos años: las 1400 proteínas fabricadas por esos 1400 genes no vagan en solitario por la célula, cada una aportando su pequeña cuota de know how a la empresa celular, sino que todas están formando parte de máquinas multiproteicas [...]Cuando los científicos de Heidelberg representaron en un solo mapa todas las interacciones, descubrieron un hecho inesperado más: la mayoría de las máquinas están asociadas entre sí, directa o indirectamente, a través de proteínas comunes."En una primera aproximación toda la célula es una sola máquina".



La organización de la célula en máquinas altísimamente estructuradas supone una enorme restricción a los mecanismos evolutivos concebibles. En palabras de Superti-Furga:"Las levaduras y las células humanas comparten un altísimo número de máquinas similares, compuestas por proteinas relacionadas. Esto significa que mientras cada proteína ha cambiado significativamente a través de mutaciones en el curso de la evolución, las células de las nuevas especies siguen construyendo los mismos tipos de máquinas, usando para ello los componentes alterados". Las graduales sustituciones de letras en el ADN, que van alterando poco a poco la secuencia de aminoácidos de una proteína - y que siempre ha hecho las delicias de los darwinistas ortodoxos- parecen ahora menos relevantes que nunca para la generación de la novedad evolutiva.

En el seno de una máquina multiproteica, las lentas variaciones de una proteína tienen que venir compensadas por la alteración de la proteína de al lado, de modo que la interacción entre las dos proteínas se mantenga y la máquina no se deshaga en pedazos. Si todas las células eucariotas están basadas en máquinas multiproteicas complejas, ajustadas y engrasadas, y si esas máquinas son en gran medida las mismas en todas las especies animales, lo más probable es que la materia prima de la innovación evolutiva no sea el gen , en su constante fluir acumulativo de cambios de aminoácidos, sino la máquina en su conjunto, que puede ser reclutada como tal en un nuevo lugar, tiempo o situación, tal vez mediante la mera sustitución de uno de sus componentes.

Deconstruyendo a Darwin. Javier Sampedro.

Dejando aparte, algo que ya se ha convertido en un lugar común en la investigación biológica y es la constante manifestación de sorpresa y asombro ante cada nuevo descubrimiento en el que se que manifiesta que la vida es siempre más compleja de lo que esperaban, estos párrafos nos muestran varias cuestiones que están pendientes de abordar y resolver por la ciencia ortodoxa. Como bien manifiesta Sampedro la organización de la célula en máquinas tan bien estructuradas supone una enorme restricción a los mecanismos evolutivos, y las graduales sustituciones de letras de ADN parecen menos relevantes que nunca para la generación de la novedad evolutiva. Lo más probable es que la materia prima de la innovación evolutiva no sea el gen sino la máquina en su conjunto.

El problema para el darwinismo es que eso es simplemente imposible de explicar con los mecanismos darwinianos, se exigen unos enormes milagros estadísticos para la aparición de esa gran máquina en su conjunto, que ninguna persona sensata podrá admitir. La solución que han encontrado es hablar en voz muy baja de estos temas y e intentar disimular.

Los observadores externos contemplamos el circo darwinista cada día más divertidos, viendo como hasta le crecen los enanos.

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